EGIPTO , MARAVILLOSO

sábado, 8 de diciembre de 2007

La leyenda de Roldan

Las noticias que llegaron procedentes de Sajonia no eran muy tranquilizadoras por lo que Carlomagno se retiró a Francia a través del desfiladero de Roncesvalles. El 15 de agosto de 778 la retaguardia del ejército franco sufrió una emboscada por parte de grupos de vascones, posiblemente apoyados por musulmanes. Desde lo alto de los montes, los vascones atacaron a las tropas francas dirigidas por Roldán, prefecto de la marca de Bretaña. En la desigual lucha perecieron buena parte de la élite militar franca: Roldán, el senescal Egihardo y el conde Anselmo. Cuando la vanguardia quiso reaccionar, los asaltantes huyeron aprovechando lo escarpado del terreno y "la oscuridad de la noche que ya empezaba a caer".
Roland o Roldán, el primero de los paladines, poseía una espada mágica bautizada como una criatura cristiana llamada "Durendart", el héroe hablaba a su espada la cual parecía comprenderlo, nada se resistía a su poder, Roland poseía también un cuerno de marfil, hecho con tanta perfección, con tanto arte, que al mínimo soplo desencadenaba un ruido que se podía oír en un espacio de 20 leguas y hacia temblar las montañas, cuando murió en Roncesvalles no vencido sino aplastado, hizo pocos momentos antes de morir un esfuerzo supremo para levantarse como Sansón bajo las ruinas y soplar el cuerno para que de este modo los enemigos huyeran aterrorizados, a unas 10 leguas de distancia se hallaba Carlomagno el cual pudo oír perfectamente la llamada del cuerno y corrió apresuradamente en socorro de su paladín, no consiguió encontrarlo porque Ganelón lo había traicionado y los bárbaros atacaron a las tropas francesas.
Mientras Carlomagno estaba en camino, Roland que se vio abandonado, no se lo tomo a mal y blandiendo su preciada espada golpeó tremendamente la montaña esperando romper la espada en las rocas para no dejarla caer en manos enemigas, sin embargo fue la montaña la que se partió en dos, Roland, después de esto cogió la espada, se la hundió en el pecho y murió, su cara tenia una vez muerto, una expresión tan ceñuda y fiera que los enemigos no osaban acercarse y antes de retirarse, lanzaron todos a una todas sus flechas sobre el valerosísimo paladín
Este episodio daría lugar al famoso cantar de gesta titulado "La chanson de Roland". En el enclave navarro de Roncesvalles se conserva un edificio conocido como el "Silo de Carlomagno" donde la tradición cuenta que están enterrados los huesos de los muertos en esta batalla.

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