
El nacimiento de la orden mas poderosa
En la edad media los trabajadores de la piedra tendieron a formar una verdadera aristocracia dentro de los gremios, corporaciones, tildas o cofradías del arte de la construcción. En ellos, aparte de los carpinteros o
El paso de la masonería medieval de los constructores de catedrales –los masonería operativa- a la masonería moderna, o masonería especulativa, puede seguirse especialmente a través de la Logia de Edimburgo, que tenia sus reuniones en la St. Mary Chapel lodge, cuyos archivos completos desde 1599 permiten constatar que a lo largo del siglo XVII al lado de los verdaderos operativos que trabajaban la piedra aparecieron
otros personajes, a titulo de accepted-masons, que ejercían una profesión totalmente diferente: abogados, mercaderes, cirujanos, eclesiásticos…
Al cesar la construcción de las grandes catedrales, las logias masónicas fueron quedando paulatinamente en manos de estos francmasones adoptados, es decir, que los masones especulativos se impusieron a los operativos.

Aunque se conservó el espíritu de la antigua hermandad, con sus principios y usos tradicionales, se abandonó el arte de la construcción a los trabajadores de oficio, si bien se mantuvieron los términos técnicos de la arquitectura, aunque se les dio un sentido simbólico y ético. Desde un punto de vista jurídico fue la victoria del derecho escrito sobre la costumbre, naciendo un nuevo concepto: el de obediencia o federación de logias, que llevará al surgimiento de una legitimidad masónica llamada masonería regular.
La redacción de las constituciones que en adelante serán las pautas a seguir por la orden del gran arquitecto del universo corrió a cargo de dos pastores protestantes: John Theophilus Desaguliers y James Anderson. El nombre de este último es el que figura en el frontispicio de las constituciones, por lo que en adelante serán conocidas con el nombre de constituciones de Anderson. La primera edición es de 1723.
De una forma simbólica se hace constar en ellas que ya no será la catedral un templo de piedra a construir, sino que el edificio que habrá de levantarse en honor y gloria del gran arquitecto del universo será la catedral de la fraternidad universal, es decir, la misma humanidad. La piedra bruta destinada, mediante el trabajo, a convertirse en cúbica –o sea, en apta a las exigencias constructivas- será el hombre, quien habrá de irse puliendo en contacto con sus semejantes a través de una enseñanza en gran parte simbólica.

La masonería se convertía, en un lugar de encuentro de hombres de cierta cultura, con inquietudes intelectuales, interesados humanismo como fraternidad, por encima de las separaciones y de las oposiciones sectarias, que tantos sufrimientos habían acarreado a europa con la reforma, la contrarreforma y las guerras de religión. Les animaba el deseo de encontrarse en una atmósfera de tolerancia y fraternidad. El artículo fundamental de las constituciones de 1723 lo subraya claramente al exigir a todo masón la creencia en dios como medio de conciliar una verdadera amistad entre sus miembros. Otro articulo precisa que ningún ataque o disputa serán permitidos en el interior de la logia, y mucho menos las polémicas relativas a la religión o a la política.
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