
A la Sábana Santa se le atribuye el haber sido la tela que cubrió el cadáver de un hombre que fue torturado, crucificado y que sufrió una perforación en el pecho. ¿Cómo quedó impresa la silueta de este ser en el Lienzo? ¿Se trata de la figura del Mesías?
Una tela de 4,37 metros de largo y 1,11 de ancho suscita desde hace seis largos siglos un acalorado debate científico y teológico. Ese raído trozo de lino es, para algunos, el sudario que envolvió el cuerpo de Jesús de Nazaret después de su muerte en la cruz, la mortaja en la que quedó indeleblemente impresa la imagen de Cristo. Para otros, sin embargo, se trata de una burda reliquia salida de las manos de un habilidoso falsificador la polémica continúa...
Dos investigadores italianos reabrieron la vieja controversia sobre la Sábana Santa. Giulio Fanti y Roberto Maggiolo, ambos miembros del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Padua, aseguran haber encontrado en la parte de atrás de la tela una segunda imagen en la que se aprecia el rostro de un hombre.
«Se trata de una imagen muy débil, pero en la misma se puede distinguir con bastante claridad una nariz, dos ojos, barba, cabellos largos y bigote», aseguraba ayer el profesor Fanti a EL MUNDO. «Hemos efectuado análisis complejos y hemos hallado que el nivel de correspondencia de ese rostro con el de la imagen frontal es muy elevado: del 85%», subrayaba.
Existen, al parecer, registros que hacen referencia a un lienzo o tela con el rostro de Jesucristo, y que se remontan al siglo II , en Edessa, actual Urfa, en Turquía. De igual forma, en el año 525, durante las obras de restauración de la iglesia de Santa Sofía, también en Edessa, se registra el descubrimiento de una tela con la imagen de Jesucristo, imagen a la que llaman “acheropita”, cuyo significado es “no hecha por la mano del hombre”, que serían las dataciones más antiguas sobre la Sábana.
La Síndone sufrió los efectos de un incendio en la noche de 3 al 4 de Diciembre de 1532 y el fuego alcanzó una esquina de la urna de madera revestida de plata. Algunas gotas de la plata fundida atravesaron los diversos pliegues del lino. ¿Cómo pudo ser posible que la urna fuera sometida a 960 grados, y la plata se fundiera, y sin embargo el lienzo no se inflamó, y sólo quedó parcialmente afectado por las gotas de plata fundida que penetraron en él?.
Dos años más tarde, las monjas clarisas cosen unos parches para restaurar el daño, parches que han sido retirados en el año de 2002, permitiéndose que puedan ser visibles los agujeros producidos por la plata derretida. También se ha cambiado la tela soporte por una nueva, que se ve a través de los agujeros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario