
Jesús hombre II
Cuando se habla de evangelios apócrifos no hay duda que se refieren a una serie de documentos que en su día no encontraron la aprobación necesaria para formar el corpus canónico del que se deriva, la doctrina cristiana oficial.
Conviene tener muy presente, que la palabra apócrifo que actualmente tiene el sentido de “Espurio, falso” significa etimológicamente y significaba en aquella época “oculto”. Los llamados documentos apócrifos completan y arrojan nuevas luces sobre los primeros años de Jesús y su doctrina.
En cuanto a Jesús histórico, es curioso constatar, por ejemplo que el filósofo Filón de Alejandría en ninguno de sus escritos cita a Jesús, a pesar que se intereso por los movimientos y sectas del judaísmo en aquella época. Otros historiadores como Justo de Tiberiades tampoco lo cita, sólo el historiador Flavio Josefo nombra a Jesús y a su secta en un par de pasajes, las referencias rabínicas sobre Jesús son veladas y hostiles, en los papiros encontrados en el Mar Muerto, no hay referencia ninguna sobre él. En el Imperio Romano, ni se le nombra, no es que Jesús no haya existido, lo que ocurre es que el Jesús que nos han transmitido los evangelistas, no es el Jesús real si no una mitificación del personaje.
Cuando se habla de evangelios apócrifos no hay duda que se refieren a una serie de documentos que en su día no encontraron la aprobación necesaria para formar el corpus canónico del que se deriva, la doctrina cristiana oficial.
Conviene tener muy presente, que la palabra apócrifo que actualmente tiene el sentido de “Espurio, falso” significa etimológicamente y significaba en aquella época “oculto”. Los llamados documentos apócrifos completan y arrojan nuevas luces sobre los primeros años de Jesús y su doctrina.
En cuanto a Jesús histórico, es curioso constatar, por ejemplo que el filósofo Filón de Alejandría en ninguno de sus escritos cita a Jesús, a pesar que se intereso por los movimientos y sectas del judaísmo en aquella época. Otros historiadores como Justo de Tiberiades tampoco lo cita, sólo el historiador Flavio Josefo nombra a Jesús y a su secta en un par de pasajes, las referencias rabínicas sobre Jesús son veladas y hostiles, en los papiros encontrados en el Mar Muerto, no hay referencia ninguna sobre él. En el Imperio Romano, ni se le nombra, no es que Jesús no haya existido, lo que ocurre es que el Jesús que nos han transmitido los evangelistas, no es el Jesús real si no una mitificación del personaje.
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